Según Gallano (2011), cuando la proteína distrofina no está
presente (como ocurre en la distrofia muscular de Duchenne) se pierde la
función tan importante que ésta realiza. La estructura muscular
carece de los efectos protectores y organizadores de esta proteína, por lo que
la contracción del músculo causa la ruptura de las membranas musculares.
Esto permite que sustancias fluyan a través de la membrana,
es decir, la entrada y salida de partículas a la célula. Lo que ocasiona daño
al músculo, especialmente con la entrada de cantidades grandes de calcio. Ya
que el exceso de calcio activa enzimas determinadas que desintegran las
proteínas musculares e inician programas de muerte celular, es decir, apoptosis...
Las células musculares destruidas son reemplazadas por tejido conectivo
(fibrótico) y adiposo; con la consecuente pérdida de función muscular esto
produce la hipertrofia característica de esta enfermedad. Los espacios dejados por la destrucción del tejido muscular se convierten en secciones con fibrosis que restringen el proceso de contracción, ocasionando contracturas y rigidez muscular, con la consecuente pérdida de función muscular y rango de movimiento.
Pero la carencia de distrofina no afecta solamente a
músculos esqueléticos, sino también a músculos lisos y cardíacos. De ahí que
los niños enfermos con distrofia muscular de Duchenne suelan morir de paros
cardiacos o respiratorios.
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